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Friday, September 14, 2012

El Espionaje y La Literatura Británica


Esta es mi última entrada en la Semana British que organiza nuestra compañera Carmen del blog Carmen y Amig@s.


De todos es conocido los diversos personajes que dio a la literatura universal las letras británicas en el campo de las novelas de espionaje. Desde la novela Kim, de Rudyard Kipling, teniendo como telón de fondo el conflicto político en Asia Central entre el Imperio Británico y el Imperio Ruso, llamado El gran juego al más famoso de los espías de ficción, James Bond,creado por Ian Flemming. El mismísimo Sherlock Holmes, aunque se le conoce más bien como detective, en La aventura del Tratado Naval y La aventura de los planos de Bruce-Partington, Holmesprotege secretos de vital importancia de espías extranjeros, mientras que en Su última reverencia es un agente doble que da información falsa a los alemanes al borde de la Primera Guerra Mundial. 
Joseph Conrad también escribiría una novela de espías, El agente secreto. Esta es una de las últimas obras políticas escritas por Conrad que se alejan de sus típicas historias marítimas. Retrata los grupos anarquistas o revolucionarios antes de las revueltas sociales del siglo XX, sin embargo, se ocupa también del tema de la explotación, en particular respecto de la relación entre Verloc y su cuñado. 

James Bond (007) es quizás el espía más popular de todos los que dio este género, aunque más bien se le conoce por sus adaptaciones cinematográficas. Es uno de los primeros fenómenos que surge tras la llamada Guerra Fría. Bond protagoniza sus propias aventuras las cuales poseen un aspecto en común: su trabajo como espía internacional y las aventuras que se desarrollan con cada misión. Su profesión le otorga la denominación de agente encubierto , con "licencia para matar", afiliado al Servicio secreto de inteligencia británico -conocido actualmente como MI6.

Pero lo que no sabrán muchos lectores es que algunas de las grandes figuras de las novelas de espionaje actuaron como espías para el gobierno británico. Los escritores Graham Greene, Somerset Maugham o Arthur Ransome y el filósofo AJ Ayer trabajaron en algún momento para los Servicios de Inteligencia Secretos Británicos (SIS), según revela Keith Jeffery en la primera historia oficial del MI6. Hay que incluir también a John Le Carré, pseudónimo de David Cornwell. Sorprendidos ¿no?.


En el caso de Greene, por ejemplo, el SIS desarrolló en 1941 un programa especial de formación en vísperas de su viaje a Freetown con visitas a las secciones política, aérea, naval y del ejército y la de contraespionaje, que debían exponerle lo que se esperaba de él en la visita a esa zona de África. Graham Greene fue espía. Supo echar mano de toda su experiencia en la vida. Como periodista, cubrió la batalla de Fat Diem, cuando el gobierno americano intentaba ocupar la posición abandonada por Francia en Indochina. Era el año 1952 y estaba naciendo el germen de la CIA.  Así fue cómo surgió su novela El americano impasible. También estuvo destinado en Sierra Leona como espía al servicio de la Corona británica y de esa misión salió su novela El revés de la trama. Nuestro hombre el La Habana es una novela en la que se ridiculiza al espionaje. 
Corría el año 1993 cuando el gran escritor David Cornwell, conocido en el mundo entero como John Le Carré, reconoció al fin que su profundo conocimiento sobre el mundo del espionaje inglés no se basa exclusivamente en su capacidad de investigación, sino en que había sido uno de ellos
El creador de ese personaje apasionante que fue Smiley reconoció que su carrera comenzó cuando estaba estudiando en la Universidad de Berna, en suiza: «Me encontraba muy integrado en la comunidad inglesa. Un diplomático me encargó algunos trabajos tan triviales y minúsculos que realmente no tenían ninguna importancia, pero yo iba por el mundo considerándome el mayor espía del mundo y le entregaba un paquete a un caballero en Ginebra  o buscaba a alguien con un ejemplar de la revista Time de la semana pasada. Fuere como fuere, yo me veía como la personificación masculina de Mata-Hari»

Después, Cornwell fue a estudiar al Lincoln Collage de Oxford, donde le encargaron espiar a sus compañeros para detectar la presencia de agentes soviéticos: «Existía la convicción de que los rusos, los soviéticos y sus aliados, tratarían de reclutar entre las filas de los estudiantes de Oxford en los años cuarenta de la misma manera que lo habían hecho en Cambrigde durante los años 30»

Posteriormente, «fui reclutado por las ramas civil y militar de los servicios de inteligencia. Creo que cuando se me presentó la opción me pareció intensamente atractiva. Es como si toda mi vida hubiera sido una preparación para ese momento. Era como entrar en el sacerdocio»

Tras cumplir los 21 años, fue enviado a Viena: «Era absolutamente necesario y desde luego una gran responsabilidad para alguien aún muy joven. Pero allí fue donde aprendí los rendimientos del espionaje»

El origen de su alias John Le Carré está en que cuando se decidió a publicar su primer libro en 1961, sus jefes no le pusieron problemas, pero le advirtieron que siendo espía no podía utilizar su auténtico nombre. Así que un día, mientras iba en autobús lo tomó prestado del anuncio publicitario de una sastrería.

Desde 1960 hasta 1964 trabajó en la embajada inglesa en Bonn. Allí contempló cómo se levantaba el muro de Berlín, lo que le llevó a escribir su primera gran novela, El espía que surgió del frío. Gracias a su gran éxito, abandonó el MI6 y se dedicó a sus novelas. El factor humano, es una novela en la que el MI-5 comete un trágico error al asesinar a uno de los suyos que creía traidor.
  

El MI5 es el Servicio de Inteligencia Interior, más conocido comúnmente como los cincos. Desde 1995 tiene su sede en Thames House, Londres. El MI6 es la Agencia encargada de la seguridad exterior.

Otra ex espía es la escritora Stella Rimington. La primera mujer que dirigió el MI5. Es autora de la novela La invisible. Inspiró el personaje de M en las películas de James Bond. A juzgar por lo que cuenta La invisible las dos agencias arrastran un enfrentamiento inmemorial, y es de suponer que la autora se ha divertido mucho metiéndose con ellos

Los espías se mueven en una dudosa moralidad. A veces, incluso, traicionan a sus jefes y amigos. Su psicología consisten en aparentar lo que no son. Parte importante de su supervivencia es la duplicidad de su personalidad. Son una buena fuente de inspiración para los escritores. Y, más todavía, si los propios escritores fueron espías.

Fuentes: www.elmundo.es, mexico.cnn.com, elpais.com, www.clarin.com, www.elreservado.es, wikipedia. 




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