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Monday, November 5, 2012

El Hombre de Esparta, de Antonio Penadés


Sinopsis:

Isómaco es un respetado ciudadano ateniense que, movido por su admiración hacia las ideas de Sócrates, participa en la Asamblea y en los asuntos públicos de su ciudad en defensa de Pericles. Cuando compra al esclavo Neleo para ejercer como pedagogo de su hijo Iónides, ignora que ha puesto en funcionamiento la implacable rueda del destino y que su mundo, al igual que el de toda la Hélade, cambiará para siempre. ¿Cuál es la relación entre el misterioso asesinato ocurrido en la apacible hacienda familiar y Alcinoo, un espartano que atenta contra los fundamentos de la democracia y la justicia de la polis? Una historia formidable que es al mismo tiempo una tragedia griega, una novela histórica y una novela de ideas.

«Mis padres, mi hermana y yo vivíamos en una magnífica hacienda situada en el demo de Kefisia, a unos cien estadios al norte de Atenas. La vida de mi familia había transcurrido hasta entonces armónicamente, en consonancia con la paz que se respiraba  en nuestra querida ciudad y con la estabilidad que los atenienses habíamos disfrutado durante un largo y  fructífero período».

Sinopsis:

 
El Hombre de Esparta es, efectivamente, una verdadera tragedia griega. Una tragedia que iba a cambiar la vida de un hombre y el futuro de una ciudad, Atenas, que vivía su época más dorada, el llamado Siglo de Pericles—siglo V a. de C.— pero cuyos habitantes sabían que una de las guerras civiles más cruentas de la Historia era un hecho, pese a los últimos intentos por evitarla, a la que se conoce como Guerra del Peloponeso, que enfrentó a dos grandes potencias, Esparta y Atenas, hermanas pero enemigas, porque ambas eran sangre de la misma sangre, sangre de la Hélade. 

Antonio Penadés (Valencia, 1970) en este contexto histórico, en el período pre-bélico, nos relata en primera persona y desde la vejez, por medio de Iónides, la historia de Isómaco, su padre, a lo largo de los nueve capítulos titulados y un epílogo, que conforman esta novela. El hecho de que sea su hijo el narrador lo irán entendiendo los lectores a medida que avancen los capítulos pues verán que conoce a la perfección todo lo que le ocurrió a su progenitor, al estar prácticamente en todos los escenarios en los que tendrán lugar todos los acontecimientos que se sucederán a lo largo de la narración y así podrán estar bien informados de los mismos porque él conoce perfectamente todo lo que pasó, cosa que no ocurre con los personajes que el autor nos irá presentando. De esta forma podremos entender el porqué del cambio en la personalidad de su padre.

El Hombre de Esparta comienza dándonos cuenta del asesinato de un esclavo de su padre. A partir de este crimen damos un salto en el tiempo para conocer como llegó ese esclavo a la hacienda y cuál era la tarea que tenía encomendada. El conflicto bélico entre Atenas y Esparta era un hecho pero una Asamblea extraordinaria convocada para evitarlo fue el detonante que hizo que la rivalidad ya existente entre Isómaco y Alcinoo se incrementara al ser este último acusado mediante pruebas documentales de que su partido era financiado por los espartanos y de estar ocultando armas venidas desde la ciudad rival para utilizarlas en un momento dado contra la población. Alcinoo huye de Atenas pero desde este incidente entre ambos la paz que reinaba en la hacienda se alteró y el peligro empezó a rondar en torno a la familia. 

Es cuando ocurre el ya conocido asesinato del esclavo pero también se encuentra a Doro, el caballo favorito de Isómaco, muerto en los establos. Para una persona en cualquier época de la Historia de la Humanidad lo primordial es la familia y para defender su bienestar a veces se toman decisiones que pueden poner en peligro la vida de quien se preocupa por los suyos. Esto fue lo que le sucedió a nuestro protagonista porque desde ese momento su personalidad cambió por completo. De ser una persona afable, con sentido del humor, equilibrada, racional, previsible y admirado por la sociedad ateniense por los valores que defendía se convertiría en un ser distinto, con un carácter ácido, ensimismado, taciturno. Quien había tenido como única meta la búsqueda de la aretéahora lo único que pasaba por su mente era la venganza, el eliminar por la fuerza al culpable de quien ponía en peligro a sus seres queridos. 

Alcinoo, su enemigo, era un hombre fuerte, con un pasado oscuro, un espartano que veinte años atrás había aparecido en la ciudad del Ática. Desde su aparición en la ciudad ateniense un incidente que enfrentó en el ágora a ambos fue el que marcaría ese odio que el oligarca tenía contra Isómaco por haberse encarado contra él en público. Alcinoo era un hombre fuerte, alto, partidario de la oligarquía pues decía que era el mejor sistema para dirigir la vida política de la ciudad.   

El grupo de amigos que acudían juntos con él a la Asamblea, entre los que sobresalía  Alceo, se habían dado cuenta del cambio producido en Isómaco. Intentaron por todos los medios hacerle ver que lo que pretendía era un riesgo muy grande que corría, incluso pondría en peligro su vida. La única solución que le dieron para actuar con seguridad contra su enemigo era el realizar un viaje a Delfos y consultar al Oráculo. Las respuestas que recibiría podrían aclararle sus dudas. Él no creía mucho en el destino, pero reflexionó y vio que era la única opción que podría ayudarle en su empresa.

Mientras leía El Hombre de Esparta el autor logra que me transporte a la Grecia Clásica. La ambientación que recreaba los hechos en aquella época lograba este efecto. La rigurosa documentación sobre la Grecia antigua meses antes de producirse el enfrentamiento armado entre Atenas y Esparta, me podía dar una idea de cómo era la vida y costumbres de los griegos de aquella época, pude visitar la capital del Ática que vivía su momento de esplendor, auspiciado por Pericles, admirar las obras que embellecían la ciudad, tanto arquitectónicas como esculturales, pasear por sus calles y mezclarme entre el bullicio de la gente, asistir a una sesión de la Asamblea democrática, en cuyo hemiciclo se debatían y votaban las decisiones que regían los destinos de sus ciudadanos, que desde las tribunas podían presenciar lo que sus representantes debatían.


El viaje a Delfos, descrito de forma magistral, fue quizás el episodio que más me atrajo de esta novela. Un viaje que duró varios días y en el que pude disfrutar de los parajes del Ática, Beocia y Platea en donde visitarían a su amigo Demeas, un tabernero con quien mantenían muy buena relación y ya en Delfos, admirar las maravillas que se erigían este santuario religioso dedicado al dios Apolo, a donde se dirigían miles de peregrinos que querían hacer sus consultas al Oráculo. De regreso, de nuevo hicieron noche en Platea en donde se encontraron con tres individuos sospechosos que resultaron ser soldados espartanos y, tras identificarse ante ellos con nombres falsos, lograron enterarse de qué hacían en la ciudad aliada de Atenas y de quién era su jefe.

El pueblo griego en general era muy respetuoso con los dioses, a los que veneraban profundamente y les ofrecían sacrificios para que estos fueran benévolos y no vertieran su furia sobre sus fieles devotos. Formarán parte, pues, de esta historia, así como algunas leyendas conocidas, como la historia de Narciso.


Sin duda estamos ante una novela histórica que engancha al lector, aderezada con dosis de acción, intriga y aventura y cuya trama es perfectamente creíble, unos personajes bien definidos, todos ellos ficticios, que serán los que lleven el peso de la narración, aunque de forma tangencial nos encontremos con el mismísimo Pericles, Sócrates o Heródoto. Un lenguaje bien cuidado por el autor será el que nos encontremos a lo largo del relato, procurando no ser recargado en las descripciones ni en los diálogos para que su lectura no se haga pesada, sino más bien ayude a entretener a quien quiera adentrarse en el conocimiento de la Grecia Clásica. Es, a mi modesto entender, una novela imprescindible para este fin y recomendable, por lo tanto, para su lectura. 

El autor:

 
Antonio Penadés Chust (Valencia, 1970) es licenciado en derecho y periodismo y diplomado en Estudios Avanzados en Historia de la Antigüedad. Es miembro del Patronato de la Fundación IVECO (Instituto Valenciano de Estudios Clásicos y Orientales) e imparte clases en el Museo L´Iber, en la Universidad de Valencia y en la Escuela de Negocios del CEU, además de colaborar en Historia National Geographic y Punto Radio, entre otros medios de comunicación. Es autor de la crónica de viajes Tras las huellas de Heródoto y coautor del libro Cinco miradas sobre la novela histórica (2009).

 
Título: El Hombre de Esparta.
Autor: Antonio Penadés.
Editorial Edhasa.
Primera edición: mayo de 2005, tapa dura.
(Colección narrativas históricas)
La presente edición es de 2010 ( de bolsillo)
ISBN: 978843501869-2
Nº páginas: 348


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