Hoy os traemos una reseña especial de un hombre muy especial. Gracias a la Agencia Albadornedo os sorprendemos con una preciosa historia que encierran sus páginas, una historia que es el reflejo de un mundo al que le dedicó toda su vida y nos hizo reir y sonreir a muchas generaciones.
El equipo de redacción de este blog, Un Lector Indiscreto, quiere rendir su pequeño homenaje a Miliki, y os damos a conocer su novela Mientras duermen los murciélagos. Solo a él se le había podido ocurrir este título.
Autor: Emilio Aragón Bermúdez
Título: Mientras duermen los murciélagos
Editorial: Planeta
ISBN: 978-84-08-00607-7
Páginas: 480
Precios: Versión digital 13,99€
Versión papel 20€
Sinopsis:
Berlín, 1945. Un bombardeo aliado destruye la Casa del Artista en la que viven grandes figuras del espectáculo ya retiradas. Juan Carlos Barrachina, considerado el mejor trapecista del mundo, es el único joven que se encuentra allí durante la catástrofe, y toma la decisión de huir rumbo a España junto con los diecisiete ancianos supervivientes. Se inicia así un inquietante viaje en autobús por la Alemania nazi, la Francia ocupada y la España de posguerra. Además, la Gestapo los persigue por la desaparición de un misterioso sobre perteneciente al mismísimo Führer.
Tierna, emocionante, genial y divertida, Mientras duermen los murciélagos es un conmovedor alegato en favor de los sueños, con el mundo del circo como telón de fondo.
Opinión personal:
Confieso que sentí estupor cuando me ofrecieron leer Mientras duermen los Murciélagos. ¿Miliki es el autor?- Pregunté algo confusa y no muy convencida. Aún así sentí curiosidad y me lancé a pasar sus páginas. Necesité tan solo unas pocas, unas treinta, para sentir que había descubierto una pequeña y entrañable joya literaria. Tuve que abandonar por un momento el libro y meterme en internet para asegurarme de la identidad del escritor: ¿no será el hijo, o un primo o un sobrino o un hermano?
No, ahí estaba su foto, en la web de la editorial Planeta, sin dejar lugar a dudas, era él. Mi Miliki, ese con el que me crié y con el que canté “La gallina turruleta”. Y me entristecí por segunda vez. La primera fue cuando supe que el gran payaso había fallecido. La segunda, por el escritor.
El autor tiene una prosa sencilla y directa, con muchos diálogos. Es de fácil lectura pero nos sorpende, sin duda, el gran mimo con el que fue escrita. La alegría, la ironía, las ganas de vivir y la guasa están presentes en cada una de sus páginas, incluso en su título. Desde este punto de vista, la obra tiene mucho de Miliki, el payaso; y por el argumento, de Miliki, el artista.
La obra me recuerda mucho a una de mis películas preferidas, EL Concierto, sobre la orquesta del Bolshoi. La historia de un ex director de orquesta, que urde un plan para reunir a su antigua orquesta, compuesta ahora por viejos músicos judíos y gitanos, que se han visto reducidos a sobrevivir trabajando como braceros, limpiadores o conductores de taxis.
En esta historia, es Juan Carlos Barrachina, un trapecista español exiliado en Alemania, quién prepara un alocado plan para salvar a las glorias jubiladas de la Casa del Artista:
«Juan Carlos echó una mirada a aquel maltrecho grupo de artistas retirados como si no supiera qué hacer con ellos. De pronto, como si un resorte hubiera golpeado con fuerza su mente, una idea comenzó a germinar en su cerebro:¿podría convertirse en el guardián de aquellos veteranos genios retirados?»
Como no podía ser de otro modo, el tema principal es el amor al arte circense, y la retirada, un tanto forzosa, del artista: «La llama de la afición por la escena seguía viva en el interior de aquellos otrora colosales artistas, Juan Carlos sólo había tenido que soplar levemente sobre los rescoldos aventureros que todavía perduraban en aquellas almas para reavivar en ellas la ilusión». Un artista lo será siempre.
La historia comienza en Berlín en 1945, cuando la ciudad está siendo bombardeada por los aliados, es decir, en el ocaso de la II Guerra Mundial. Hitler, está presente en la trama, como personaje secundario, un ser atormentado por la cercanía del fin del nacionalsocialismo. El espectáculo de artistas retirados recorre Alemania, desde Berlín, pasando por Magdeburgo, Weimar, Wurzburgo y Stuttgart; viviendo las más variopintas situaciones que el lector pueda imaginar, teniendo en cuenta que los protagonistas son un grupo de septuagenarios entre los que hay actrices, bailarines, trapecistas, magos, ventrílocuos, y equilibristas. Unos personajes únicos que perdurarán en la memoria del lector. Ellos son el golpe maestro de la pluma del autor.
Lo que realmente termina de afianzar la trama es una historia paralela: un misterioso sobre marrón del mismísimo Fürher, que resulta vital para la supervivencia de los intereses de los nazis. Este punto es el que le da el toque definitivo al libro, que lo dota de contenido convirtiéndolo en una pequeña obra maestra con una trama armada y bien resuelta.
Aunque el argumento no guarde relación, la obra me ha recordado gratamente mucho en su estilo, a El laberinto de las aceitunaso El misterio de la cripta embrujada de mi querido Eduardo Mendoza. Y siendo Eduardo Mendoza el gran genio literario que es, es un gran elogio para el Miliki escritor.
Cuando duermen los murciélagos es el inesperado descubrimiento de un pequeño tesoro.
Reseña de Almudena Navarro Cuartero.
Reseña de Almudena Navarro Cuartero.
El autor:
¿Cómo están ustedeeeeeeees?. Creo que será una de las coletillas que une a todas las generaciones de este país desde que la familia Aragón, Los payasos de la tele, se convirtieron en asiduos visitantes de nuestros hogares allá por los años setenta (1973-1983). Ellos nos hacían pasar un rato agradable ante la pequeña pantalla en el programa El gran circo de TVE. Se hicieron cromos, juguetes, llaveros y hasta tebeos con los hermanos Aragón. Los tres pioneros de este programa ya no están entre nosotros pero nos han dejado un legado inolvidable, inigualable diría.
Fue una explosión de canciones, de sketchs de humor, de actuaciones que entonces parecían prodigiosas, y de su mano la pequeña pantalla vivió su gran cambio tecnológico y pasó del blanco y negro al color. Canciones como Hola, don Pepito, Susanita tiene un ratón, Mi barba tiene tres pelos, El auto feo, Dale Ramón, o Feliz en tu día, forman parte de nuestra vida. ¿Quién no ha cantado en un cumpleaños su archiconocida Feliz en tu día?. Sin duda, un gran acierto que desbancaría a la famosa celebración cumpleañera anglosajona.
A mis niños de treinta años es un gran homenaje que nos hicieron a todas esas generaciones que pudimos disfrutar de su espectáculo. Os dejo con Había una vez un circo:
Fuentes: you tube, google imágenes, cultura.elpaís.com
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